viernes, 6 de agosto de 2010

Amigos - Sus consejos


"Cuando se buscan consejos prudentes, se debe escoger a aquellos que demuestren obediencia a los mandamientos y que tengan la disposición de escuchar la inspiración del Espíritu. Se sabe cuando se tiene un buen amigo y consejero si el consejo que se recibe hace que sea más fácil cumplir los mandamientos y si no se nos fuerza a elegir entre las vías que sigue un amigo extraviado y la vía del Señor. Aun cuando aceptemos consejos de otras personas, debemos hacernos responsables de nuestras acciones. 

Hay quienes tratan de ir por la vida sin tomar decisiones y culpando a otros cuando las cosas no salen como esperaban. Al estudiar mentalmente nuestros problemas, debemos dar a la paciencia y la meditación un lugar preponderante en el proceso de tomar la decisión. 


Es preciso que reflexionemos sobre nuestras metas eternas y no tomemos decisiones apresuradas e imprudentes."
(Elder Robert D. Hales, Liahona enero 1989, pág.12)

Adicciones: Reconocerlas es el primer paso hacia la sanación

Viernes 06 de Agosto de 2010
Adicciones
Reconocerlas es el primer paso hacia la sanación

Por Karina Michalek de Salvioli
“La adicción tiene la capacidad de desconectar la voluntad del ser humano
y de anular su libertad moral individual, pudiendo privarle de su poder de decisión”.
(Élder Boyd K. Packer, Liahona enero 1990, pág. 14)
Pareciera ser que nunca vamos a dejar de asombrarnos a nosotros mismos como seres humanos. Tan difícil es encontrar el equilibrio en todas las cosas que en cuanto descubrimos algo bueno o útil rápidamente lo transformamos en algo que puede causarnos daño.
El asombro por lo nuevo o desconocido, la incomodidad que sentimos cuando en una conversación muchos hablan del tema y nosotros quedamos fuera de foco o el encontrarnos en un punto de inflexión en nuestra vida por circunstancias propias de la misma que potencian nuestra vulnerabilidad, pueden ser la llave que abra la puerta a la búsqueda de lo nuevo, lo secreto o fascinante, lo que nos hace olvidar por un momento nuestras angustias o tristezas. No importa de qué se trate, nuestro comportamiento cambia al momento en que decidimos otorgarle un lugar privilegiado a un elemento del cual luego no podemos desprendernos. Indefectiblemente se ve alterada la conducta personal y la relaciones con las demás personas. Creemos que controlamos la situación pero esta comienza a adueñarse de nuestros pensamientos y nuestros actos viéndose afectadas nuestra salud y la salud familiar. Así comenzamos a transitar el camino hacia la adicción.
Reconocer las causas y las consecuencias nos ayudaran a actuar preventivamente para no tener que escuchar la amarga frase “¿Por qué no me di cuenta?” frente a un ser querido que cayó en la telaraña de la adicción.
También es saber qué hacer o cómo actuar para que una vez que descubrimos el problema podamos ayudar al otro a recibir un tratamiento y superarse a sí mismo.

Hay varios tipos de adicciones:
1) Adicción a las drogas:  
a. drogas ilegales
b. alcoholismo
c. tabaquismo
d. medicamentos
2) Adicción a Internet: 
a. la pornografía
b. las redes sociales
Esta división puede ser ampliada mucho más, lamentablemente son las más comunes debido a la facilidad de acceder al objeto dependiente.
Factores de riesgo
Toda adicción es el resultado de una situación que resulta difícil de manejar. Ayudar desde el entorno familiar cambiando conductas y estableciendo reglas claras proporciona la seguridad que el adicto encuentra en la conducta evasiva-adictiva.
Esto es, “cada vez que tomo algo o paso horas en Internet me siento bien, yo decido empezar lo que me gusta”.
Pero no es otra cosa que decir “no existo para mi familia, mejor existo para mí mismo”.
La situación de abandono puede ser real o no.

La real hace referencia a la falta de nutrición afectiva y normativa (la ausencia de normas claras que deben ser respetadas).
La sensación de abandono tiene que ver con cada individuo y sus necesidades de una atención diferente. En un mismo grupo familiar en donde los hijos son educados de la misma manera, con las mismas oportunidades, alguno puede sentir que no es tenido en cuenta.
Si se le suma la imposibilidad de establecer un diálogo sano el sentimiento se convierte un una realidad aplastante y agobiante. Las características de la personalidad también serán factores a tener en cuenta para observar quién puede necesitar ayuda.
La baja autoestima, un nivel bajo de tolerancia a la frustración, la dificultad para tomar decisiones, la incapacidad para resolver problemas sin ayuda externa o también la falta de fe con la desesperanza que esta produce.

Esto establece la realidad de que tanto adultos como jóvenes pueden caer en conductas adictivas. No hay diferencias de sexo ni de edad.
Reconocer conductas
Aquellas cosas que nos sirven para reconocer un cambio en la conducta de las personas pueden ser muy sutiles o difíciles de percibir en un comienzo pues son conductas normales en momentos de crisis o de dificultad. También pueden ser conductas comunes en los adolescentes. Pero la repetición y la suma de varias de esas conductas nos advierten que estamos frente a un problema. Reconocerlo dependerá de nosotros, de nuestra percepción espiritual para saber qué está bien o mal.
Signos que detectan el abuso de drogas
Cambios en el aspecto físico:
  • Empeoramiento general
  • Desatención de la higiene
  • Indiferencia al cuidado de la salud
  • Muestra de dejadez en la vestimenta
  • Trastornos del apetito
    Cambios en el estilo de vida:
    • Pérdida de interés en las actividades habituales
    • Tendencia al aislamiento dentro del hogar
    • Pérdida de preocupación por el trabajo o la escuela: descuida sus responsabilidades o falta a la escuela
    • Aumento de las necesidades económicas: gasta mucho dinero o desaparecen objetos que pueden ser vendidos fácilmente
    • Cambio de amistades
      Cambios en el estado de ánimo:
      • Alteración en el ritmo del sueño
      • Indiferencia de lo que sucede en el entorno familiar, deportivo o cultural, espiritual
      • Pasividad
      • Muestra de cansancio o excitación excesiva, descontrol de impulsos
      • Tendencia a mentir, discutir o pelear con familia, vecinos y amigos
        Signos que detectan el abuso del uso de Internet
        Adultos
        • Distanciamiento dentro de la relación matrimonial
        • Insatisfacción de las relaciones íntimas del matrimonio
        • Falta de respeto
        • Demandas irrazonables en el otro cónyuge para cambiar las relaciones íntimas ( pedidos de relaciones no convencionales)
        • Establecimiento de áreas o lugares a los que nadie debe tener acceso, ya sea dentro del hogar, en el lugar de trabajo, en la computadora. (uso de claves que se cambian seguido)
        • Dedicación excesiva al uso de la computadora
        • Uso de Internet a altas horas de la noche o con la puerta cerrada
        • Deseo de ver películas pornográficas para motivar las relaciones íntimas
        • Vocabulario soez, bromas con doble sentido e inapropiadas
        • Mentiras
        • Inexplicables excusas por llegar tarde al hogar
        • Despreocupación y tendencia a exponer a los niños o jóvenes a literatura o películas inapropiadas

        Jóvenes y niños
        • Interés desmedido por estar mucho tiempo en la computadora, lo que los lleva a “negociar” favores para usar la misma
        • Al estar en la computadora cambian el monitor de lugar para que no pueda ser visto con facilidad o cambian rápidamente la pantalla al acercarnos
        • Cierran la puerta
        • Mentiras y excusas para utilizar la computadora aduciendo tareas escolares o responsabilidades de la iglesia
        • Abandono de la relaciones con sus amigos
        • Aislamiento de las actividades familiares
        • Borran del historial los sitios de la net que visitaron
        • Aumentan su tolerancia a películas violentas
        • Tiene conductas de pérdida de respeto hacia las jóvenes
        • Agresividad
        • No está conforme consigo mismo

        Todos podemos hacer prevención. Lo cual es actuar anticipadamente para evitar que algo ocurra. Una vez que la adicción está instalada en la vida de una persona, la prevención será intentar evitar que el problema vaya más allá ayudando al adicto a superarla y salir de ella.
        La familia tiene un papel clave en la prevención. Es dentro de ella donde el vivir el evangelio nos lleva a tener hábitos de vida saludable, en donde replanteamos nuestras actitudes y comportamientos al seguir el ejemplo del Salvador. La noche de hogar, los consejos de familia, las entrevistas con nuestros hijos, la entrevista con el obispo son herramientas para ponernos metas o para pedir ayuda profesional cuando sea necesario.
        Un reconocido médico de Argentina dedicado al trabajo de prevención de la drogadicción dijo en una oportunidad: “El amor a la vida es el elemento que debe estar presente en el tratamiento de recuperación de las adicciones. En la medida en que no se respete la creación (en referencia a la creación divina del hombre) se propicia el surgimiento de la violencia hacia uno mismo y el entorno.”1 Recordar que somos hijos de un Padre Celestial que nos ama debería darnos el valor de transitar el camino hacia la recuperación.
        Recientemente el élder David A. Bednar comentó lo siguiente en una Charla Fogonera para jóvenes sobre el abuso de Internet:
        “Mis queridos hermanos y hermanas, ¡tengan cuidado! En la medida en que la fidelidad personal disminuya en las comunicaciones por computadoras y los propósitos de dichas comunicaciones sean distorsionados, pervertidos y malignos, el potencial del desastre espiritual es peligrosamente alto.
        Ofrezco dos preguntas para su consideración y reflexión personal y el estudio con oración:


        1.- ¿El uso de las diferentes tecnologías y medios de comunicación invitan o impiden la compañía constante del Espíritu Santo en su vida?
        2.- ¿El tiempo que pasa usando diferentes tecnologías o los medios, amplían o restringen su capacidad de vivir, de amar y servir de manera significativa?


        Usted recibirá las respuestas, inspiración, e instrucción del Espíritu Santo que se adapte a sus circunstancias y necesidades.”2
        Reconocer será el primer paso que debe seguir un adicto. La familia, los padres, un cónyuge o los amigos también. La valentía de reconocer la necesidad de ayuda se verá compensada con fortaleza para seguir en el camino de regreso hacia una vida plena de emociones sinceras y relaciones afectivas reales. También con la capacidad de ser nuestros propios agentes al desarrollar el autodominio emocional y físico y perfeccionar nuestra relación espiritual con el Salvador al dar cabida al proceso purificador de Su expiación.
        1.- Dr. Eduardo Kalina, médico especialista en psiquiatría en la temática de la drogadependencia. Profesor Titular del Post-Grado en Adicciones de la Universidad del Salvador en la Cátedra “Farmacoterapéutica y Neurobiología de las Adicciones”.
        2.- Élder David A. Bednar, Charla para Jóvenes Adultos, 3 de Mayo 2009.BYU

        La oración no contestada


        Por Karina Michalek de Salvioli
        “Si en la tierra hay hambre, o pestilencia…, cualquier plaga o enfermedad…, toda oración y toda súplica que haga cualquier hombre,… cuando cualquiera sienta el remordimiento de su corazón, y extienda sus manos hacia esta casa, escucha tú en los cielos, en el lugar de tu morada, y perdona, y actúa, y da a cada uno conforme a sus caminos, cuyo corazón tú conoces (porque sólo tú conoces el corazón de todos los hijos de los hombres)” 1 Reyes 8:37-39
        Recuerdo el relato de una joven mujer que reflexionaba sobre los pedidos que uno hace al orar. Se preguntaba si pedir lo que uno más quería con el corazón era lo correcto, aún sabiendo que habría muchas probabilidades no recibir la respuesta deseada.
        Muy sincera ella relató una experiencia cuando una terrible epidemia estaba haciendo estragos. En medio de una psicosis colectiva que atemorizaba a padres y confundía a los niños, cada noche muchos rogaban que la enfermedad no llegase a su hogar. Pero la misma no reconocía buenos de malos, lindos de feos, creyentes de incrédulos y pasó el umbral de la puerta de la casa de su familia.

        Las oraciones y los ayunos se convirtieron en las únicas herramientas para soportar el dolor. La oración repetida mil veces pidiendo conservar la vida fue contestada, pero no de la manera que todos deseaban. La enfermedad había dejado su marca indeleble.
        Las noches de llanto de los padres del niño, las oraciones entre lágrimas de sus abuelos, la sensación de injusticia de la joven tía removieron los más profundos sentimientos llevándoles su fe a una situación de crisis, que finalmente provocó el crecimiento de la misma. Una fe que empezó a ver una luz al final del camino, del arduo y tortuoso camino que seguirían como familia.
        Esta joven pensaba que el Señor había contestado mal su oración. Con el correr de los años, comprendió que la dificultad se había transformado en bendición para todos aquellos que conocieron al pequeño niño que vivía en el cuerpo de un hombre.

        Hay otras oraciones que tampoco serán contestadas. La del niño que ruega con todo su corazón que sus padres vuelvan a vivir juntos, cuando ve cómo estos rearman sus vidas por separado. La de la joven esposa que descubre estar casada con el hombre que en apariencia era el de sus sueños, pero que se reveló como celoso de las cosas de los hombres más que de las de Dios y que no tiene deseos de cambiar. La del líder que llora por su oveja convertida en lobo rapaz que toma la venganza como modo de vida, que elige ver sólo defectos y se aparta decidido a luchar contra molinos de viento que traen dolor.
        Son las oraciones en las que pedimos que el tiempo vuelva hacia atrás, deseando empezar de nuevo, deseando tener mejores ojos y un mejor corazón para percibir y ayudar efectivamente a quienes amamos.
        El Señor no puede volver el tiempo atrás. Sólo en algunas películas encontramos la opción de buscar otro final. Sin embargo el Señor sí las contesta. Nos dice que Él no puede cambiar el curso de la vida de las personas, que Él no es el responsable de quienes elijen endurecer sus corazones, que no puede cumplirnos el deseo de nuestra alma. Es ahí en donde nosotros nos quedamos congelados, y levantamos nuestra cabeza enojados ante la respuesta que no nos satisface. Es que el enojo no nos permite escuchar el final de esa respuesta y dando un portazo cerramos nuestra alma a cualquier susurro celestial.
        Cuando la bronca se diluye dando lugar al entendimiento, nos damos cuenta que debemos aprender a escuchar el resto de la respuesta, lo que sigue al ‘no puedo hacerlo’.
        Porque el Señor sí puede hacer algo por nosotros si estamos prestos a oír y a seguir su guía.
        Como padres, líderes o maestros muchas veces nos veremos ante situaciones similares. Un corazón dolido necesita un buen ungüento. Ser el bálsamo de Galaad será nuestra misión. No es fácil, pero somos instrumentos en Sus manos.
        Ser la mano tendida del buen samaritano es saber escuchar y hacer preguntas para entender qué es lo que realmente produce dolor o tristeza. El curar con aceite las heridas será como nuestras palabras de consuelo que demuestren que entendemos su angustia. Levantarlo y llevarlo en brazos, será para nosotros orar para saber qué decir, buscando en la revelación personal y en las palabras del Salvador aquellas que necesite escuchar el herido en el camino. Llevarlo al mesón será invitarlo a no desfallecer, a no sentir bronca ni vergüenza o pesar, a no dejar de recorrer el sendero. Pedirle al mesonero que lo cuide, ampliará el espectro de ayuda que puede recibir aquel que cree no ser escuchado.
        Cuando los incrédulos somos nosotros, muchos se acercarán para tendernos una mano, curar como puedan las heridas y llevarnos al mejor lugar en donde podremos escuchar la respuesta que necesitamos: la iglesia. Si no cerramos la puerta de nuestra alma, daremos lugar a que entren las mismas.
        El niño no verá juntos a sus padres como la familia eterna de su infancia. Pero verá a sus padres como aquellos a quienes siempre seguirá amando.
        La joven esposa no podrá restituir el tiempo perdido en cosas banales, pero será mejor arquitecta al reconstruir, rescatando aquellos escombros que quedaron del hombre de sus sueños, ayudándolo a ser más fuerte, refundando los cimientos de la relación matrimonial; o podrá empezar una vida sin rencor. El líder, el maestro que corre tras el lobo para convertirlo en oveja nuevamente, descubrirá otras maneras de actuar o entenderá que debe proteger a sus ovejas con más celo.
        La madre que no puede cambiar las circunstancias de su niño enfermo, descubrirá que ella realmente estaba preparada para afrontar la situación, que tenía las cualidades divinas de la paciencia y la fuerza.
        La oración siempre es contestada. Sabemos que la oración del justo será contestada con una bendición. No la que imaginamos, sí la que necesitamos. Aunque el dolor nos paralice, aunque los ruegos nos dejen sin voz, aunque las rodillas nos duelan, el tiempo nos hará ver la respuesta. Sólo el tiempo no ayudará a ver mejor. A la distancia entenderemos que al ‘no puedo hacerlo’ le siguió un ‘jamás te dejaré solo’
        “os bendeciré a ti y a tus descendientes… Y así obraré contigo, porque me has suplicado todo este largo tiempo.” Éter 1:43

        Inspiración - Promesa tranquilizadora


        "Todos nos enfrentamos a veces con la necesidad de recibir ayuda celestial en alguna forma especial y urgente; todos tenemos momentos en que nos encontramos agobiados por las circunstancias o confusos por los consejos que nos dan otras personas y sentimos una gran necesidad de recibir guía espiritual, una gran necesidad de encontrar el camino correcto y de hacer lo que debemos. Quizás no haya promesa más tranquilizadora que aquella de la ayuda divina y de la guía espiritual en momentos de necesidad. Es un don que recibimos en abundancia del cielo, un don que necesitamos desde nuestra más tierna infancia hasta el último día de nuestra vida."
        (Pte. Howard W. Hunter, Liahona enero 1989, pág.61)

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