martes, 27 de septiembre de 2011

Adversidad - Nos purifica





"En el dolor, la angustia y los heroicos esfuerzos de la vida, pasamos por el fuego purificador, y aquellas insignificancias de nuestra vida pueden derretirse como la escoria y hacer que nuestra fe brille intacta y fuerte. De esta manera, la imagen divina puede reflejarse desde el alma. Es parte del precio purificador que se requiere de algunos para que puedan llegar a conocer a Dios. En las angustias de la vida, parece ser que escuchamos mejor los ligeros y santos susurros del Divino Pastor. A la vida de cada persona llegan los días de dolor, desesperación, adversidad y golpes. Parece que hay angustia, dolor y desilusiones de sobra para todos, incluso para aquellos que con la mayor sinceridad buscan hacer lo justo y permanecer fieles. Los aguijones que punzan, que se clavan en la carne, que hieren, a menudo cambian vidas que parecen desprovistas de significado y esperanza. Ese cambio llega a través de un proceso de refinamiento que a veces parece cruel y duro. De esta manera el alma puede llegar a ser como suave arcilla en las manos del Maestro para modelar vidas de fe, utilidad, belleza y fortaleza. A algunos, el fuego purificador les hace perder la creencia y la fe en Dios, pero aquellos que poseen una perspectiva eterna comprenden que tal purificación es parte del proceso de perfeccionamiento."
(Pte. James E. Faust, Liahona febrero 2006, pág.4)

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