martes, 29 de marzo de 2011

Ley de Sacrificio - Nos santifica


"No olvidemos al Señor en nuestro día de prosperidad, sino mantengamos el espíritu de la ley de sacrificio y démosle siempre gracias por lo que tenemos, aunque no sea tanto como lo que tienen algunas otras personas. El sacrificio que el Señor nos pide es que nos despojemos por completo del "hombre natural" y de toda impiedad con él asociada. Cuando nos entreguemos por completo al Señor, Él llevará a cabo un cambio poderoso en nosotros, y nos convertiremos en personas nuevas, justificadas, santificadas y nacidas de nuevo con Su imagen en nuestros rostros. Como sucede siempre, nuestro Señor y Salvador manifestó el ejemplo supremo de sacrificio. Su misión divina culminó cuando entregó Su vida a cambio de nuestra redención. A través de Su sacrificio personal, nos proporciona una vía para que se nos perdonen nuestros pecados y regresemos a la presencia de nuestro Padre. Si algo temo es que el principio del sacrificio esté perdiendo importancia para nosotros, pues se trata de una ley de Dios y tenemos la obligación de comprenderla y practicarla. Si el ser miembro de esta Iglesia se torna algo demasiado fácil, los testimonios se volverán superficiales y las raíces de los mismos no profundizarán en el suelo de la fe, como sí sucedió con nuestros antepasados pioneros. Ruego que Dios nos conceda a cada uno de nosotros un entendimiento de la ley de sacrificio y la convicción de su necesidad hoy día. Es de vital importancia que entendamos esa ley y la vivamos."
(Elder M. Russell Ballard, Liahona marzo 2002, pág. 20)


Adversidad - Acercarnos a Jesucristo






"Vivir no siempre es fácil, pero la oportunidad de hacerlo es una bendición que escapa a nuestra comprensión. En el proceso de vivir, haremos frente a dificultades, muchas de las cuales nos harán sufrir y padecer dolor. Muchas personas tendrán dificultades personales, mientras que otras sufrirán al ver el dolor de sus seres queridos. Para tener fortaleza en medio de nuestras dificultades, debemos tener una perspectiva positiva de los principios del plan de salvación. Debemos darnos cuenta de que tenemos un Salvador personal en quien podemos confiar y al que podemos acudir en los momentos de necesidad. A fin de recibir la fortaleza que precisamos en medio de nuestras penalidades, debemos también aprender y vivir los principios que el Señor nos ha dado. Si seguimos los principios eternos revelados, cobraremos fuerza en medio de nuestras dificultades y seremos bendecidos al sobrellevar nuestras cargas, solucionar las dificultades y vencer los obstáculos que se presenten en nuestra vida. A fin de obtener la fortaleza que precisamos, tenemos que llegar a conocer al Salvador y seguir Su consejo."
(Elder L. Lionel Kendrick, Liahona marzo 2002, págs.29-30)

Fe - Activa y sincera





"En esta época, como en todas las épocas pasadas y en todas las que vendrán, la necesidad más grande que existe en el mundo es el tener una fe activa y sincera en las enseñanzas básicas de Jesús de Nazaret, el Hijo viviente del Dios viviente. Creo firmemente que si nosotros, individualmente, así como las familias, las comunidades y las naciones, al igual que el apóstol Pedro, pudiéramos mantener la vista fija en Jesús, también seríamos capaces de caminar triunfantes sobre las gigantescas olas de la incredulidad y permanecer inmutables ante los crecientes vientos de la duda. Pero si apartamos los ojos de Aquel en quien debemos creer -como es tan fácil que nos suceda en medio de las tentaciones del mundo-, y fijamos la mirada en el poder y la furia de los elementos destructivos y horribles que nos rodean, en lugar de prestarle atención a Él, que puede ayudarnos y salvarnos, inevitablemente nos hundiremos en un mar de conflictos, sufrimientos y desesperanza. En los momentos en que sintamos que las inundaciones amenazan ahogarnos y que lo profundo del océano está a punto de tragar nuestra frágil embarcación llamada fe, ruego que tengamos siempre la disposición de escuchar, entre la tormenta y la oscuridad, las dulces palabras del Salvador del mundo: ".¡Tened ánimo; yo soy, no temáis!"
(Pte. Howard W. Hunter, Liahona abril 2002, pág. 24)

martes, 8 de marzo de 2011

Matrimonio - De acuerdo con los principios eternos



"El amor puro implica que únicamente después de una promesa de fidelidad eterna, de una ceremonia legal y lícita, y preferiblemente después de la ordenanza de sellamiento en el templo, se liberan esos poderes que dan vida para la plena expresión del amor. Se ha de compartir única y exclusivamente entre el hombre y la mujer, el esposo y la esposa, con el que será nuestro compañero para siempre. El Evangelio es sumamente claro en cuanto a esto. Somos libres de no hacer caso a los mandamientos, pero cuando en las revelaciones se habla en términos tan directos, como "no harás", vale más que prestemos atención. El adversario tiene celos de todos los que tienen el poder de procrear. Satanás no puede procrear; es impotente. ".él busca que todos los hombres sean miserables como él". Él, trata de degradar el debido uso de los poderes procreadores tentándolos a ustedes para que sostengan relaciones inmorales. Levantamos una voz de alarma y advertimos a los miembros de la Iglesia que despierten y se den cuenta de lo que está pasando. Padres, estén alerta, siempre vigilantes, no sea que esta maldad amenace su círculo familiar. Nosotros enseñamos una norma de conducta moral que nos protegerá de muchos de los substitutos o de las falsificaciones del matrimonio provenientes de Satanás. Es preciso que entendamos que cualquier persuasión que se haga para entrar en cualquier relación que no esté en armonía con los principios del Evangelio, debe ser inapropiada."
(Pte Boyd K. Packer, Liahona noviembre 2010, pág.75)

Fe - Un faro


"En medio de la confusión de nuestra época, los conflictos de conciencia y el tumulto del diario vivir, la fe firme se convierte en un ancla para nuestra vida. Al acudir a nuestro Padre Celestial por medio de la oración personal y familiar, tanto nosotros como nuestros seres queridos lograremos lo que el gran estadista inglés, William E. Gladstone, describió como la mayor necesidad del mundo: "Una fe firme en un Dios personal". Esa clase de fe iluminará nuestro camino como si fuera el faro del Señor. Cuando tengan una fe firme en el Dios viviente, cuando sus hechos sean fiel reflejo de sus convicciones, tendrán la fortaleza que procede de la unión de las virtudes externas con las internas, las cuales se combinan para proporcionarles un conducto seguro a través de los encrespados mares. Dondequiera que nos encontremos, nuestro Padre Celestial puede oír y contestar la oración que se ofrece con fe."
(Pte. Thomas S. Monson, Liahona mayo 2001, pág. 6)

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