martes, 29 de marzo de 2011

Ley de Sacrificio - Nos santifica


"No olvidemos al Señor en nuestro día de prosperidad, sino mantengamos el espíritu de la ley de sacrificio y démosle siempre gracias por lo que tenemos, aunque no sea tanto como lo que tienen algunas otras personas. El sacrificio que el Señor nos pide es que nos despojemos por completo del "hombre natural" y de toda impiedad con él asociada. Cuando nos entreguemos por completo al Señor, Él llevará a cabo un cambio poderoso en nosotros, y nos convertiremos en personas nuevas, justificadas, santificadas y nacidas de nuevo con Su imagen en nuestros rostros. Como sucede siempre, nuestro Señor y Salvador manifestó el ejemplo supremo de sacrificio. Su misión divina culminó cuando entregó Su vida a cambio de nuestra redención. A través de Su sacrificio personal, nos proporciona una vía para que se nos perdonen nuestros pecados y regresemos a la presencia de nuestro Padre. Si algo temo es que el principio del sacrificio esté perdiendo importancia para nosotros, pues se trata de una ley de Dios y tenemos la obligación de comprenderla y practicarla. Si el ser miembro de esta Iglesia se torna algo demasiado fácil, los testimonios se volverán superficiales y las raíces de los mismos no profundizarán en el suelo de la fe, como sí sucedió con nuestros antepasados pioneros. Ruego que Dios nos conceda a cada uno de nosotros un entendimiento de la ley de sacrificio y la convicción de su necesidad hoy día. Es de vital importancia que entendamos esa ley y la vivamos."
(Elder M. Russell Ballard, Liahona marzo 2002, pág. 20)


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